El hecho de que vivamos cada vez en un mundo más conectado provoca que lo más jóvenes estén acostumbrados al uso de baterías y pilas en la gran mayoría de utensilios de los hogares. Es por ello que se torna indispensable una buena educación en el reciclaje en los más pequeños y que estos sepan cómo hay que proceder una vez dejan de funcionar.
Realizar este tipo de formaciones desde edades tempranas es clave para construir una sociedad más sostenible y responsable con el medio ambiente.
No limitar la educación ambiental a las aulas
En las aulas, los proyectos escolares de recogida selectiva, talleres sobre energía o contenedores de pilas en los colegios permiten que los jóvenes aprendan haciendo e interiorizando este tipo de prácticas.
Unas experiencias que les ayudan a comprender el ciclo completo de funcionamiento de una pila (usar, recoger y reciclar) y a interiorizar el hábito como parte natural de su día a día.
Pero esta educación no solo debe darse en los centros docentes. Y es que en los hogares, las familias también juegan un papel esencial con diferentes iniciativas, como la creación de un punto de almacenamiento para pilas que ya han finalizado su vida útil o el simple hecho de llevarlas juntos al contenedor adecuado, convierte el reciclaje en una actividad compartida.
Una sociedad más respetuosa con el planeta
Además, este tipo de actividades ayuda a fomentar una sociedad más respetuosa y comprometida con el entorno que le rodea.
Educar en sostenibilidad significa ofrecer a la juventud la oportunidad de participar activamente en la construcción de un futuro más limpio, equilibrado y responsable.
Por esta razón, cada pila que es reciclada correctamente por algún joven evita la contaminación y da una muestra del gran compromiso con el medio ambiente y por la búsqueda de un futuro mejor.





